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LA NIÑA



La niña suele ser objeto de la mayor discriminación desde las primeras etapas de su vida en comparación con los niños y los/as adolescentes. Su situación de inferioridad se refleja en la negación de sus derechos y necesidades fundamentales. Las niñas suelen ser consideradas inferiores a los niños, tanto en el seno del hogar como en la sociedad en su conjunto. Generalmente se les enseña a ponerse siempre en el último lugar, con lo que disminuye su confianza en sí mismas y su capacidad para alcanzar el pleno desarrollo de sus posibilidades como seres humanos.



La violencia contra la niña y contra la mujer sigue siendo un problema persistente que adopta muchas formas, incluidas la explotación y el abuso sexual, la violación, el incesto, la prostitución, la utilización de niñas en la pornografía, la trata de niñas, y la prácticas tradicionales dañinas como la mutilación genital de las niñas y las mujeres.






En general, el promedio de asistencia de la niña a la escuela es inferior al del niño. Una de las principales razones por las que muchas niñas no asisten a la escuela es la carga de trabajo que tienen dentro y fuera de la familia. A menudo se retiene a las niñas en el hogar para realicen quehaceres domésticos, porque no se reconoce el valor social y económico de educar a las niñas. Sin acceso a la educación, las niñas se ven privadas de los conocimientos y habilidades necesarias para mejorar su situación.



El VIH ha registrado un marcado aumento en el número de niñas afectadas, las adolescentes pobres son especialmente vulnerables porque su condición social a menudo las obliga a tener relaciones sexuales sin protección. Las consecuencias del VIH/SIDA no se limitan a los sufrimientos y la muerte de niñas y mujeres adolescentes, sino que implican graves impactos en las familias, incluyendo la tragedia de los "huérfanos del SIDA".



Las políticas de salud deben enfrentar el problema de niñas y adolescentes mujeres mediante su participación en el diseño e implementación de mecanismos de prevención y acompañamiento, conforme a su realidad social y cultural, en el marco de los derechos sexuales y reproductivos y la educación para la salud. La sensibilización respecto a la necesidad de suministrar información, orientación y servicios a las adolescentes en relación con las enfermedades de transmisión sexual, así como la salud reproductiva y sexual, es cada vez mayor.




Para eliminar la discriminación contra las mujeres y las niñas y mejorar su condición social es fundamental la participación de las niñas y las adolescentes en todas las esferas de la vida, incluido el proceso de toma de decisiones.



La Convención sobre los Derechos del Niño -CDN- y la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer -CEDAW- reconocen que los/as niños/as y las mujeres tienen necesidades especificas que la sociedad ha abandonado o descuidado, un abandono que es a la vez una causa y un resultado de las formas concretas de discriminación que sufren estos grupos. Ambas Convenciones constituyen instrumentos jerárquicos en la formulación de los derechos al afirmar que las niñas y las mujeres son "sujetos de derechos" y no objetos.



Es necesaria una estrategia integral que promueva y proteja los derechos de las niñas, comenzando desde la más temprana infancia, para construir políticas publicas y estrategias de promoción y concientización que aseguren la autoestima y la valoración social de las mujeres y niñas, y les permita prepararse y adquirir las herramientas necesarias para participar de manera activa en las decisiones que las afectan a ellas y a la sociedad en su conjunto. Para ello, resulta necesario replantear las relaciones de género desde la infancia y transformar las relaciones jerárquicas entre varones y mujeres. Así, garantizar los derechos de las niñas significa asegurar los derechos de las mujeres de mañana.

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