jueves

HERMANAS


El piso esta frío y siente sus pechos que se aplastan contra el. Los pechos que todavía no dejan de alimentar a sus hijos, los que hace mas de veinte años inauguraron con dolor lo que ahora recuerda con un dejo de melancolía.

El piso esta frío y duro, pero mas duro es ver como todos miran y callan. Nadie se atreve a ser castigado por hablar, por gritar a los cuatro vientos la injusticia, ni siquiera se atreven a llorar en el silencio de la noche.

Mañana se va a despertar y va a acomodar sus huesos, su cara, su pelo, va a dar de amamantar a su hijito, va a cuidar de sus hijos escolares, va a atender las necesidades de sus hijas adolescentes, va a mirar con orgullo y amor a sus hijos que ya son hombres, va a despedir en la puerta a su hombre con un mate y un beso y luego con la mirada baja va a ir por sus quehaceres.

Primero va a hacer las camas, luego lavara la ropa, preparara la comida para las doce y limpiara el piso, con amor, con olor a pino y lo hará brillar hasta que se pueda ver reflejada en el y lo cuidara todo el día para que a la noche, cuando su hombre se lo ordene, ella pueda acostarse en el y soñar con el bosque aquel donde corría de la mano de su hermana en la tierna infancia.

a Marthita.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

me ha gustado tu relato. Tiene tintes de cierta tristeza pero al mismo tiempo se atisba la esperanza...


Un saludo y feliz fin de semana
la dama de Shalott

Leodegundia dijo...

Muy duro este relato, pero al mismo tiempo desgraciadamente muy cotidiano.
Feliz fin de semana.